Juntos salvaremos el Ártico

martes, 28 de enero de 2014

La Haya es con "y" griega

Y para no quedarme atrás frente a todos mis contactos en fb que ya criticaron como se ha tomado el asunto de La HaYa (sí, con y griega) comentaré:

Sí, los medios lo tomaron como si se tratase de un partido de fútbol. Con revanchismo, comentarios superfluos, y toda la desindormación posible.

Sí, no creo que hayamos ganado o perdido. Una corte de holandeses dibujó una línea imaginaria en el mapa mundi, donde antes era confusa la frontera (entre tacna y Arica).


No, no creo en el estado nación. Solo se deberían exigir restricciones en mar (y en tierra igual) a aquellos grupos de individuos que pretendan hacer de una fuente de sustento, un desenfrenado extractivismo. En palabras simples, pescadores pequeños, "peruanos" o "chilenos", deberían poder pescar tranquilos (ambos) en el mismo mar. No obstante, a los pescadores industriales sí hay que restringirlos; sean estos peruanos, chilenos, chinos, o extraterrestres. Si se les permitiera pescar, debería permitirse con mucho cuidado.

Y sí, creo que debemos tomar el fallo con calma. Es mejor entender la controversia y el contexto antes de salir a la calle con una bandera.


Finalmente, cito a un compañero mío de la universidad que resumió todo lo anterior en menos de 140 caractéres: 

"Y acá al mar no le interesa si es chileno o peruano. Sigue dando olas." 

Cortesía de @CusoBT (twitter)


Imagen cortesía del bloggero Pegaso Calandria
(pegasocalandria.blogspot.com)

jueves, 2 de enero de 2014

El destello de no saber


No se. No se que pasó ni que pasará. Si es que acaso tu sonrisa era para la derecha o para la izquierda. No se si te escribo a ti o a alguien más. No se porque tus cabellos rozaron mi pecho, cuando. Cuando. Cuando mis ruidosos ojos. Cuando mis brillados ojos miraban, y reventaban, y entonces. NO. Mario no puede pensar. No puede recordar. No puede respirar. Ni si quiera puede mirar. Porque Mario, sí ¿Mario? Mario temblaba al ver la explosión. Pero no temblaba de temor, temblaba de emoción. No todos los días del año la luz muere de emoción. Efímero. Así fue. Tan efímero como un fuego artificial. Tan efímero como un cohete ilusionado. Directo para subir a la incierta oscuridad de la última noche. Pero suficientemente ingenua para morir antes de alzar su vuelo. Así era Mario. En ese momento, efímero, Mario recordó que ese momento ya había pasado, yo ya lo había vivido. Solo estaba frente al maldito teclado, de la maldita computadora, en mi maldito sitio web que nadie lee. Nadie excepto Mario, claro. "Claro que es más caro". Por eso a mi teléfono se le acaba la batería en la última noche. Anti publicidad pura.

Quizás piense que soy un imbécil. Quizás piense que soy un gran amigo. Quizás ella, sambullida en la confusión propia de la ciudad de la niebla, se fijó en esa mirada mía (EFÍMERA) sobre el reflejo de sus ojos. Y aquí esta la clave. Yo no miraba sus ojos. Miraba el reflejo de sus pupilas. Lo dejo a tu criterio, si algún día me llegas a leer. Esto lo escribo para la hija de la nieblina y el frío. En la última noche. Viva el che y los rolling stones.